jueves, 24 de noviembre de 2011

El fin de una rivalidad


Esta semana tenemos una gran jornada. Es la última de temporada regular para la conferencias con championship games (Big Ten, Pac-12, SEC, ACC,...) y hay gran cantidad de partidos vitales para la resolución de la temporada. Generalmente se concentran los partidos de rivalidad, coincidiendo con la semana del Día de Acción de Gracias. Las tradiciones son una de las grandezas de esta competición y los partidos entre rivales históricos la salsa de muchos de los programas. Los jugadores, estudiantes y aficionados de Ohio State por ejemplo se preparan para derrotar anualmente a Michigan, lo mismo hacen los de Alabama y Auburn en la famosa Iron Bowl, o incluso los de Harvard y Yale, entre otros.



Uno de esos duelos históricos es el de Texas contra Texas A&M. Estas dos universidades del estado de Texas comenzaron a enfrentarse en 1.894 y desde ese año se llevan 117 series de lo que se conoce como Lone Star Showdown. Incluso la competición había alcanzado al resto de deportes, siendo la universidad ganadora del trofeo la que más victorias consigue sobre su rival en las distintas modalidades durante un mismo año.

Ya sabemos como se vive el football en Texas pues imaginaos en un partido de máxima rivalidad histórica, donde ambos equipos se llegan a odiar. En sus respectivas Fight Songs los dos mencionan a su rival estatal y durante la semana del partido se realizan el Hex Rally por parte de los Longhorns y el Aggie Bonfire por parte de los Aggies, para que los jugadores sientan el cariño y apoyo de sus compañeros de aula.

Aunque como ya he dicho, la rivalidad se inició en 1.894, no fue hasta cuatro años más tarde cuando se convirtió en un partido anual. Uno de los momentos más importantes y que imprimió mucho fue el secuestro de la mascota Longhorn unos días antes del partido que tuvo lugar en 1.916 por parte de aficionados de Texas A&M. Estos a moda de burla le marcaron en el pecho 13-0 que había sido el resultado del partido del año anterior. El nombre de Bevo surgió porque los aficionados texanos intentaban enmascarar el resultado escrito en el lomo del animal, convirtiendo el 13 en una B, utilizando la ralla para convertirlo en una E y añadiendo una V entre ella y el cero que pasaría a convertirse en una O.

Esta es una de las historias que han hecho de este partido una de las rivalidades más importantes del panorama de College Football y que debido al cambio de conferencia de Texas A&M, que a partir de 2012 competirá en el SEC, vamos a dejar de disfrutar al menos por unos años. Los Aggies mostraron su deseo de continuar con la rivalidad anualmente a pesar de estar encuadrados en diferentes conferencias. Sin embargo Texas desde un primer momento se negó en rotundo ya que TAMU les había señalado como principales culpables de su marcha y del desmembramiento de la conferencia. Desde la dirección de la Universidad de Texas, se preguntaban que sí querían alejarse de ellos, ¿porqué tendrían que jugar contra ellos anualmente? Incluso el gobierno estatal con Rick Perry, ex-graduado de Texas A&M, a la cabeza trabajaron porque esta rivalidad no terminase, pero desde UT se escudaron en que ya tienen el calendario itnerconferencial cubierto hasta 2.018 para negarse a seguir jugando contra los Aggies.

Asi que por unas cosas y por otras nos quedamos sin este tradicional encuentro. Hoy es el último capítulo de una centenaria historia de enfrentamientos. Seguro que el Kyle Field, uno de los estadios más calientes, arropará a sus Aggies para llevarse la última victoria ante sus archirivales Longhorns. Estos mientras querrán fastidiar la fiesta a sus odiados vecinos con una victoria que quedará eternamente en su recuerdo. A nosotros lo único que nos queda es disfrutar de uno de los partidos más calientes.

Por si alguno lo dudaba, no puedo terminar de otra forma que diciendo:

Hook'em Horns!

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